viernes, 8 de julio de 2011

Sympathy for the devil

Siempre me he sentido un poco atraído hacia él. Hacia sus ojos amarillentos medio podridos y a sus cuernos encenizados. Siempre me gustó estar allí donde todo ocurría, soltar una carcajada y pegar un portazo alejándote de la situación lo más rápido posible. Ser invisible a ojos ajenos, cambiar de forma, de aspecto...que este cuerpo sea uno de tantos.
Pero venga, reúnete conmigo y hablemos, del juego natural al que hemos estado jugando. Yo me pongo de parte del demonio, ¿en cuál te quedas tú? Me gusta que me llamen Lucifer y jugar a ser un demonio mundano y estéril. Es mi juego, mi posición, de dónde nunca debí salir.
Pero venga, reúnete conmigo y hablemos. De todos estos años de ángeles y demonios, de fuego abrasivo y sonrisas angelicales que lo curaban todo. ¿Podré contestarte? ¿Pensabas que solo tú tendrías turno de palabra? No he venido aquí por lo que hiciste en una vida anterior, si no por tu futuro chaval. Cógete a mi mano, lo pasaremos bien. Es una larga carretera en un coche con rock n roll. ¿No es lo que siempre has querido? Siéntate ahí, frente a mí, pidamos un par de birras. ¿Por dónde quieres empezar? Las cartas sobre la mesa amigo. Que no te intimide mi cola roja ni mis cuernos. No soy un demonio créeme. Soy una persona que acude a en los momentos de decaimiento y sufrimiento. Pero vamos, ¿creías que no tendría nada que decir? Es sencillo, siéntate conmigo, te diré lo que quieres oír y me llevaré tu alma. ¿No es un buen trato?
Pero venga, reúnete conmigo y hablemos. De qué quieres hablar, ¿de qué cambiaste de nombre? Yo llevo miles de años vagando por el mundo, esperando a encontrarme a alguien como tú, créeme, eres perfecto en ese sentido. Hagamos un poco de rock n roll. Venga, cabalguemos estas carreteras sureñas con una buena botella. Pero muchacho, que no te despisten mis ojos.
Algunos me llaman mentiroso y otras me llaman bastardo, como los que engendran. Vamos chaval, ¿acaso no conoces mi nombre? ¿No sabes quién soy? Ese de cuernos encenizados y dientes amarillos podridos. El de cola roja y piel en escamas. El que robaba almas, las almas de todo lo que querías. ¿Pero sabes qué? Que sentir simpatía por el propio Lucifer no me convierte en él.
Pero venga, reúnete conmigo y hablemos. ¿Crees que he llegado hasta aquí solo para escuchar eso? Algo mejor tendrás que decirme. Créeme, salimos los dos ganando. Nos contestaremos a las miles de preguntas que siempre nos surgieron. No soy Lucifer pero lo intento muchacho. ¿Que si de verdad yo quería serlo? Jamás, pero me convirtieron en él. ¿Te sientes solo? ¿Por una mujer? ¿Lo has pasado mal? ¿Podrías convertirte en algo que no quieres por una mujer? ¿Si? Ay amigo, ese es el problema. Pero no sufras, el infierno es lo demasiado grande para los dos. Como, ¿que no quieres venir conmigo? Pero, ¿Quién te ha dicho que esperaba tu respuesta? Mírate a los brazos chicos, ya eres un demonio más.
Pero venga, reúnete conmigo y hablemos. El viaje hasta allí abajo es largo, y tenemos tanto de que hablar...







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