
Te dí el cielo, y tu me diste la noche,
dejemos que la luz cante de nuevo.
Y allí estábamos, como uña y carne,
asustados por las sombras y las ojas del otoño,
adiós cariño.
dejemos que la luz cante de nuevo.
Y allí estábamos, como uña y carne,
asustados por las sombras y las ojas del otoño,
adiós cariño.
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