jueves, 6 de septiembre de 2012

Y otra vez Septiembre

Y otra vez en el camino de las noches largas, de quitarnos la arena de los bolsillos y de la rutina perpetua. Pasó el verano más corto de mi vida en un abrir y cerrar de ojos, retomando viejas y buenas costumbres y sobre todo amistades que habían quedado en standby después del ajetreo al que nos vemos expuestos una y otra vez.
He pasado muy buenos ratos, con Ana como estandarte, por supuesto, pero también con "Historias del calcio" que me prestó para las tardes de no-siesta mi gran amigo Pepe. Pepe está viviendo en este mismo instante un sueño por el que peleó duro durante mucho tiempo y su blog un centro de reunión para los que como él somos incorregibles, iracundos y sobre todo incomprendidos. Te mando el mayor de los abrazos desde aquí si me lees.
Hubo buenas tardes de playa, con sus olas de poniente y sus temporales de levante, incluso días, como cuando fuímos a la playa de los muertos, en Carboneras (Almería). Hubo buenas noches y madrugadas de alcohol y conversaciones imposibles y sobre todo hubo de todo lo que tenía que haber habido.
Quiero dejar como comentario aparte, el re-encuentro que hubo con mis amigos de la playa. Por un momento, aquellas personas que estabamos allí, no habían coincidido nunca en el espacio tiempo, pero es que quien lo había hecho, hacía más de 12 años que no ocurría. Obviamente la noche fue bien. A tu alrededor gente que en un pasado eran tus cómplices veraniegos, pero que a día de hoy son completos desconocidos. Cada uno con sus historias y sus vidas, todas ellas muy diferentes entre sí. Aquí una foto:



Y uno, que es un poco imbécil y sentimental y sobre todo melancólico, recuerda cuando estas personas apenas llegaban a los 12 años. Cuando no había paro, hipotecas, desamores, incertidumbres.. Cuando durante el año esperabas a esos dos meses de Julio y Agosto ansiosamente y todo era jugar y reir. Ese tiempo ya pasó, en lo malo y en lo bueno y aquella noche sirvió para recordarnos que hubo unos veranos donde todos fuimos uno.

Luego fue sobreviniendo la oscuridad en la tarde, alarma inequívoca de que Septiembre llega. Y cuando la playa se vacía, no quedan coches en la calle y los toldos se recogen en sus espirales de caracol, te das cuenta, de que aquel bendito rincón del universo, te ha dado mucho más de lo que nunca pudíste imaginar. Somos afortunados, pues durante años tuvimos una vida aparte, un poco síndorme de Peter Pan. E inevitablemente, se te llenan los ojos de lágrimas por los que ya no están.

Ahora afrontamos Septiembre, en la más profunda incertidumbre. Y siempre me acuerdo de Sanchez Rosillo y su bonito poema de Septiembre.

SEPTIEMBRE
De repente, las playas se han quedado desiertas;
ha refrescado un poco y se acortan las tardes.
Hoy comienza septiembre, y la melancolía
del final del verano, puntualísima, acude
a su cita conmigo. Hay que volver mañana
a la ciudad. En ella, me esperan las rutinas
y las viejas costumbres que me fueron haciendo
ser el que soy. Muy pronto se irán quedando en nada
los sueños que he soñado junto al mar, los propósitos
de libertad, de cambio, que, en las noches de julio
y agosto fabulé, tan fervorosamente
como en la adolescencia, a la vez que mis ojos
con asombro miraban la inquieta muchedumbre
de los astros del cielo. En la ciudad, no hay duda,
me encontraré de nuevo cuando llegue con ése
que se quedó en mi casa mientras yo estaba fuera,
con ése que se niega a cambiar y conoce
como nadie mis gustos, mis horarios, las cosas
que me atan a mí mismo. Él me pondrá al corriente
de los tontos asuntos que habrá que ir resolviendo
en los próximos días. Así, sin mucha pena
y sin gloria ninguna, transcurrirá el otoño.
Y después, de muy malas maneras, implacable,
tomará posesión de mi vida el invierno”.

Eloy Sanchez Rosillo. "La Vida".