lunes, 1 de noviembre de 2010

"Y el paseo de los tristes alegrar....


...si te pones a bailar"

Pasó el puente, con más tiempo en casa que fuera. Con una gran visita y con la lluvia y frío como compañero de viaje para mucho tiempo por lo que me temo.
La experiencia de pasar un fin de semana lejos de casa, se me hace bastante rara, pues cuando estaba en Murcia volvía siempre y solo en esporádicas ocasiones que hacía algún viaje, me ausentaba de mi ciudad en Sábado y Domingo.

Después de noches de tabaco y alcohol, visitas esporádicas a Vogue y Pubs y madrugadas bajo la lluvia, hoy mi primer huésped en Granada, Jose Ángel, y yo, hemos decidido dar un gran paseo. El paseo que las primeras veces que venía a Granada daba siempre, por las zonas más conocidas y turísticas. Hoy apetecía un poco de guirismo.
Hace un frió ya importante. Con camiseta, rebeca y chaqueta se va bien. La humedad cerca del sacromonte se acentúa más aún por el Darro. El Lunes,día 1, día de todos los santos, ha sido más un Domingo que un propio Lunes. Había mucha gente que ha venido a pasar estos días a Granada y se han concentrado sobre todo por Calle Elvira, Gran Vía, Plaza Nueva, Albaycin y por supuesto, la Alhambra.

Hemos conversado sobre grandes verdades de la humanidad, nos hemos planteado supuestos, mas cercanos a la ficción que a la realidad y por un momento, sé que nos hemos sentido bastante vivos. Vivos en una ciudad viva, con corazón propio, con esas arterias plagadas de la sangre compuesta por la gente que va y viene y que la hacen más o menos grande según el paso de los días. Una foto pirograbada en la madera de nuestras cabezas: el paseo de los tristes.

Las parejas de extranjeros, con los ojos cristalinos, como los de un niño el día de reyes, la gente de aquí, siguiendo su vida sin más, sabiéndose ganadores en cada una de sus vidas, de poder estar aqui, las parejas de adolescentes avergonzados, que se suben al sacromonte huyendo de los ojos de los conocidos; la gente que pasea a sus animales y estos se revuelcan en la hierba húmeda del darro, un señor con un acordeón interpretando alguna pieza clásica, una luz tenue que se cuela entre las rendijas de los balcones e iluminan a un señor fumando un cigarrillo. Mil historias que contar, que escuchar y con las que reflexionar.

Muchos sacrificaron demasiado por estar aquí. Supongo.

Os dejo algunas fotos más para que le deis un vistazo de la tarde que he pasado con Jose Ángel por Granada. Hoy no me encuentro demasiado inspirado como para contar más cosas por aquí. El miércoles este ya empiezo el Máster así que tendré más cosas que contaos.

Buenas noches caballeros/damas y buena suerte.






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