domingo, 28 de noviembre de 2010

Hallelujah

Todo es cuestión de física. No hay nada más, ni ninguna otra explicación. Física que se abre paso como un maremoto por una ciudad desierta. Se abre paso entre nuestros anhelos, deseos, historias, vivencias, ruegos..
La física y también la maldita química se ha llevado este finde a una persona muy importante para mí. Por hablar de otra ciencia, la estadística, ni ha sido la única en el mundo en ese preciso momento, ni será la última. Pero el caso es que la estadística no es un arma tan poderosa como la física. Por supuesto que no me caben en estos caracteres todas las vivencias, comentarios, sensaciones e historias que he compartido con ella, pero si quería dedicarle un gesto. Un gesto sencillo y risueño. Como era ella. De las personas que arrasan con su forma de ser allá por donde van y que jamás se dan por vencidas.
Esta es una historia de física moderna, de química antigua, de leyes fundamentales de la ciencia y las doctrinas sociales de la humanidad, de teoremas aún por inventar y que ni tan siquiera la matemática en todo su esplendor puede llegar a discernir. Es una historia de familia, de relación familiar. De esas que no hay ciencia que las explique, ni doctrina que las someta.
Volviendo a los principios de Newton, de a toda acción corresponde una reacción de igual valor a la anterior pero de sentido contraria, me envuelto en este principio, con el desenlace de que la reacción fue de tal magnitud que no era comparable a ninguna otra anteriormente en vida. Que en un plazo de apenas 12 horas convivan una vivencia tan buena como la amistad y una desgracia tan grande como la muerte es, sin otra palabra mejor que lo describa, una putada.
No ha existido ciencia que nos explique, que no hay dolor más grande que un padre entierre a un hijo, ni al hueco tan grande que deja en el corazón. No hay magnitudes que midan el dolor, no hay materia de ningun tipo que vaya a reconstruir el hueco que nos has dejado.
No se me ocurriría nada mejor, que escribirte estas torpes lineas, de alguien que no sabe descrbir momentos ni vivencias. Has roto la ciencia en mil pedazos, entrometiendote en el mundo de las ideas, de mis ideas, de las de todos los que te recordaban, para hacerlo como lo que eras: una gran persona.
Has roto la barrera de la ciencia, de la ciencia que reside en mis ideas, para plantearme cosas, que ninguna ciencia y por supuesto, ninguna puede demostrarte.
Por ultimo, adjuntarte una canción, pues la música es la sintonía de las ideas, del alma, y probablemente, desde a partir de ahora, la banda sonora desde donde nos vas a observar detenidamente.
Siempre en nosotros.
Te queremos.

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