jueves, 28 de octubre de 2010

Atardecer


Se ha cumplido una semana de mi estancia en Granada. Más bien, ahora mismo, llevo 8 días y cerca de 11 horas aquí. Siendo uno más.
Estos últimos días han sido bastante mas ajetreados. Me han servido para optimizar mi ubicación y orientación en la ciudad. Es sorprendente lo rápido con lo que te puedes llegar a hacer con un sitio pateándolo.
Esta semana he descubierto a pie Cartuja, Triunfo, Almanjáyar y parte de Plaza de Toros. Barrios/zonas de la ciudad por la que no había estado en este tiempo que había estado aquí, ni tan siquiera había visitado. Los he conocido gracias a la visita de mi amigo Rubén que ha estado buscando piso y al cuál le he estado ayudando a cierto papeleo de becas y demás historias. También me ha servido para retomar amistades de instituto con gente a la que hacía muchos años que no veía, como a los gemelos Raúl y Agustín, y Antonio.
Pero de todo lo que he vivido en estos 8 días me quedo con los atardeceres de esta ciudad. Larguísimos, casi infinitos. Asoman su cara por la calle Arabial y se abren paso como un bisturí a través de sus calles para llegar a la ventana de mi habitación. Inundan mi cama de colores anaranjados, de brisa casi polar si no recordé cerrar la ventana y de un sosiego propio del otoño.
Aún no he empezado a dar las clases, a tener rutina y me pongo nervioso. Pero ese color naranja que asoma por mi cuarto a eso de las siete de la tarde no me recuerda a ningún acontecimiento vespertino que recuerde en estos últimos años.
Da gusto vivir en Granada, incluso por las pequeñas cosas, como la Luz.

Buenas tardes y buena suerte

PD: Poco a poco, como habeís ido notando, he ido abandonando paulatinamente este blog de forma diaria. Las precoupaciones y ocupaciones empiezan a surgir y todo es algo más difícil. Pero os prometo que no lo dejaré del todo. Seguiré contando como ocurrió el gran salto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario