martes, 15 de octubre de 2013

Sensaciones.

No sabía muy bien como llamar a esta entrada, pero sí, son sensaciones lo que me traen aquí, a este ordenador sobre mis piernas y a este dolor de cabeza perpetuo.
Desde que volví de verano tengo la sensación de que cada uno de los planes, mayormente laborales, que me había planteado para este curso, se van cayendo uno tras otro como fichas de dominó en el susodicho efecto. Pensando en frío y no dejándome llevar por las primeras sensaciones, me doy cuenta, de que muchas de las cosas que hoy anhelo y de los proyectos que me gustaría llevar a cabo, se quedan en el camino principalmente por mi inoperancia en el pasado.
Hace 9 años, cuando llegué a la universidad solo quería disfrutar, luego pasó el tiempo y entendí la importancia de aprobar como fuera, pero siempre al mínimo. No cambiaría nada de aquel tiempo, fue bonito y una experiencia única pero me estoy dando cuenta, conforme pasan los días y los planes se quedan estancados y los proyectos se eliminan de mis aspiraciones, de que ese tramo de mi vida fue fundamental y me está coaccionando a no poder acceder a mis anhelos para el día de mañana. Parece muy tarde 6 ó 7 años ponerse a recapacitar en porqué no dí el máximo cómo lo hice después en Granada o de vuelta al grado. Sea como fuere de aquellos barros vienen estos lodos y solo me queda el lamento de tener que tirar, con casi toda seguridad, otro proyecto bonito e ilusionante por el hueco de la escalera.
Hay pocas sensaciones en la vida tan malas, a mi juicio, cómo desilusionarte de una ilusión que tenías muy cerca, al alcance de los dedos. Ya son 3 desde que volví de la playa, 3 que podrían haber cambiado de raíz mi vida y sin embargo aquí sigo, preguntándome cuál será el siguiente castillo en el aire pues la experiencia me está demostrado, que el pasado aún pesa mucho sobre mis hombros y arruina mis planes para el día de mañana.
No hay manera humana de levantar esto en los tiempos que corren y el único culpable verdaderamente he sido yo. Quizás voy a tener que renegar de lo que llevo años persiguiendo. Y cómo duele cuando el único culpable de eso, has sido tú.
Sensaciones son. Y duelen.

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