domingo, 23 de octubre de 2011

Los dos colores azul del cielo



Y a mí me cuesta arrancarme las palabras. Lo sufro como si me quitaran un órgano vital y las palabras no salen. Instalado en la incertidumbre del día a día, dónde las cortinas de agua se confunden con el color azul en días alternos, pasaron los días. Se ven venir a lo lejos de las luces encendidas en las mañanas otoñales, las rutinas en los ojos de la gente, que se asoman cuando aún esta por ver si amanecerá para proseguir con una vida corriente. Y como inmerso en una sustancia viscosa vas resbalando, poco a poco, hasta el fondo del recipiente. Dejándote caer, queriendo hablar, pero cuesta arrancarme, incluso a mí mismo, las palabras que quiero escuchar.
No mucho más desde este puesto, mi señor. Quizás ya aterricé del gran salto, de la inercia de este, volviendo a poner los pies en el suelo. Y mañana amanecerá, que no es poco..

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