martes, 2 de octubre de 2012

Impreciso, Inexacto e Imperfecto.

Me imagino a ese soldado en algún punto de la frontera entre Alemania y Polonia en 1937 ordenando una ejecución múltiple. ¿ Cómo pudo vivir ese hombre el resto de su vida? En su mirada clavada, cada una de las caras tristes y sucias del "enemigo". Caras que lo acompañaran el resto de su vida, en los días tristes y en los menos tristes. En todos ellos, allí estarán. Caras. Su conciencia como un Panzer taladrándole el cerebro.
Tiendo a equivocarme y me enorgullezco de ello. Soy impreciso, inexacto y nada correcto, lo que quiere decir, que poco de exactitud matemática puso mi padre en mis genes. Para algunos, sería un gran problema, un estigma con el que sobrevivir al día a día, pero gracias a Dios, en mi caso no es así. Me gusta ser imperfecto, pesado cuando hay que ser breve y no hablo en poder de la verdad siempre, como Pérez Reverte. Adoro ser así, como adoraría cualquiera de las otras formas de las que me podría haber desarrollado, cada una de ellas, sin excepción. Me tocó esta.
Y con toda esa imprecisión de que hago gala y todos mis errores uno detrás de otro en una gran escalera de caracol hago frente a la conciencia y todo queda calmado. No hay porque preocuparse ni estremecerse: errores más graves o menos ocurrieron pero jamás planeados y trazados desde el retorcimiento neuronal que personas trazan en mapas tan enrevesados como una carta de navegación.
Durante los últimos días he sabido de personas que se habían diluido de mi vida como un azucarillo en un café a media tarde en Burdeos. Al parecer hice cosas mal en el pasado, cometí errores que no sabía y parece que esa disolución en café tiene que ver con algo que ni sabía ni había percibido. Qué curioso, que estas cosas terminen saliendo a la luz perezosamente, casi sin querer y provocando la pregunta fácil. Y aún más llamativo, que halla en este mundo injusto y desleal personas que se sientan heridas con tan poco. Claro que, ni tengo tiempo para cerrar heridas que yo no provoqué ni la pereza me suelta de sus brazos en estos momentos. Yo solo era un pobre muchacho impreciso, inexacto e imperfecto y sigo siendo tan impreciso, inexacto e imperfecto como lo he sido y lo seguiré siendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario