domingo, 8 de enero de 2012

Despedidas




Si la vida es un tren que no para en ninguna estación, nosotros somos esos viajeros de peana que no paran de saludar a los trenes que pasan a nuestro alrededor.
Ha sido una navidad diferente, familiar y con muchos reencuentros. Ha sido lo que todos necesitábamos en ese break que hizo el maquinista en cada uno de nuestros trenes. Habéis vuelto a inundar la ciudad de color, a pesar de seguir tan gris desde el 11 de Mayo y habéis devuelto por un momento, la adolescencia a los que aún estamos por aquí.
Nunca me gustaron las despedidas y menos cuando te despides de algo tan bueno y que quieres tanto como estos días que hemos pasado. Momentos que se te clavan ya para siempre en la retina como la nochevieja en Murcia, la subida a la sagra o el cumpleaños en villacebo. Aun así, han nacido otras estaciones donde darle descanso a nuestro maquinista, como Valencia, Roma, París...
Ese sabor agridulce que te queda cuando sabes que el tren no para y que las estaciones cada vez son más pequeñas y es más difícil que se crucen. Por eso, ha sido tan especial esta Navidad, porque aunque ahora tengamos en la miel el amargo sabor de la despedida, qué sería de nosotros sin las pequeñas paradas que nuestro maquinista hace al menos, una vez al año, para recordarnos que aún estamos muy vivos.
Muchas gracias a todos! Ah! Y casi sin quererlo llegaron los 26 y fue junto a vosotros y junto a tí, que sois lo más importante para mí en este mundo. Gracias.

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