
Fin a esta lista de despropósitos, a estas ganas de nada y a estas palabras rotas. Me tomo un respiro de este rinconcito que empezó describiendo una aventura y se ha convertido en el diario de bitácora de una desesperación. Cojo las vacaciones por depresión prolongada, por estado de melancolía perenne, por creer que el mundo se ha puesto de mi contra, de nuevo.
Y me callo más de lo que debería, y me guardo para mí fotografías que me duelen adjuntados a desapariciones inexplicables. Y ahora me doy cuenta, de que conocí a alguien que me advirtió de que todo esto no traería nada bueno y desde el principio fue claro y conciso, pero no quise escucharlo. Debería, él había estado en mi situación y llevaba toda la razón del mundo.
Este rincón se encuentra clausurado hasta nueva orden, necesito respuestas (que creo que no van a llegar) y conversaciones prolongadas.
¿Será verdad que a quién considere durante unas horas mi mayor enemigo, se ha convertido en mi mejor consejero?
Una lectora que te espera al otro lado de la pantalla ;)
ResponderEliminarEsperando que futuros post vengan cargados de cosas buenas y bonitas.
Besos muchos.